Historia

Si nos damos cuenta las antiguas civilizaciones se desarrollaron a orilla de los ríos más importantes de la tierra y es así como el uso del agua puede ser tan antiguo como la hidroterapia. Así fue como Hipócrates le dio un empuje más racional, considerándola una ayuda a la propia naturaleza. De hecho, muchos procedimientos usados en la actualidad fueron ya puestos en práctica por él, como los baños de vapor, las compresas húmedas calientes con agua de mar o dulce, las bolsas de agua caliente, aplicaciones de barro, etc.

Dice la anécdota que Arquímides, un día que estaba tomando un baño de tina, observó cómo el agua se derramaba al momento que él se sumergía. Esto fue el impulso que generó, entre otros, en él la curiosidad e interés hacia la investigación para luego aportar a la hidrostática e hidráulica.

Los romanos desarrollaron técnicas hidroterápicas, potenciando el aspecto mineromedicinal de determinadas aguas. De hecho el emperador César Augusto fue curado de una enfermedad grave. De esta forma, se construyeron instalaciones de baños públicos (baloneoterapia), para la salud preventiva; como lo hizo el Islam.

Pero no será hasta siglos después que resurgen las técnicas de la medicina hipocrática y con ellas el agua; así logrando el renacimiento de la hidroterapia de manos de Priessnitz o Kneipp.

Si bien, esta técnica fue empleada desde la antigüedad, no fue hasta 1964 cuando el doctor George Goodheart quien impulsó la kinesiología basándose en estudios de la Quiropraxia (reajuste de los huesos por medio de estimulación en músculos).

1 comentario:

  1. Quiero comentar esta entrada ya que Hoy en día esta terapia está mundialmente reconocida como una terapia alternativa efectiva, aunque la medicina convencional no la ha incorporado oficialmente a sus tratamientos. Innumerables spas ofrecen tratamientos de este tipo, e incluso terapias derivadas como la talasoterapia o el uso de aguas termales gozan de un auge impresionante a raíz de los beneficios de la hidroterapia.

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